Mar de Ajó II, 21 febrero 1999

Viernes 19

Previo a la carrera, en el taller del Vasco, tuve una charla con él. Quería aclarar el incidente de la primera carrera donde debí abandonar por un toque. El Vasco dijo que debía esperar más la carrera; que al principio me dedique a «esquivar»… «Vos esquivá… esperá dos o tres vueltas que ahí es donde todos se despistan o se chocan…»

Primer entrenamiento

Salí a girar. Me enredé con un pelotón; parecía que estaban corriendo la carrera. Cuando llegué a boxes el Vasco me llamó la atención. «Para que te metés con esos tipos?! perdés tiempo y podés quedar afuera! Dejalos que se maten!». Uh! que mal la pasé; pero, sin dudas tenía razón. Pienso que me había quedado con las ganas de correr la carrera anterior completa y desperdicié un entrenamiento. En todo momento trataba de capitalizar cada comentarios o sugerencia que salía de la boca del Vasco sin importar la forma en que lo dijera. Que un figura de ese calibre quiera darme consejos era algo que no debía desperdiciar.

Primera tanda de clasificación

Pude superar la curva tres aunque nunca me gusto mucho como la hacía… En una vuelta me tiré muy zarpado al ingreso a la recta opuesta. En la carrera anteriror, Silva había volcado en la vuelta previa en ese lugar. Pude ver que lo peligroso era entrar pasado y quedar con la cola hacia afuera y pegarle al piano que viene de un circuito corto que tiene el ingreso a esa recta en forma opuesta. Ese piano tiene una altura similar a la de un cordón. Si uno ingresa pasado y con la cola hacia afuera, lo más probable es que termine como Silva. Cuando vi que entraba muy pasado, decidí no pelear el auto y en lugar de hacer el ingreso, encaré directo al pasto, es decir, seguí derecho… el tema es la velocidad que traia…. el terreno es arenoso y muy desparejo.. el auto comenzó a saltar, trompa arriba y abajo… recorrí muchos metros así hasta que pude regresar a la pista. Pero no fue gratis; comenzó a patinar el embrague y debí ir a boxes.

El Vasco sopleteó el embrague y le sacó toda la arena que había entrado. El auto ya estaba en condiciones. Mariano Oyahanart, vio el despista; le explique las razones por las que hice eso. En su tanda, le ocurrió lo mismo y tomo la misma decisión. Cuando llegó a boxes dijo: «Hice la Gran Maranghello».

Sábado

Primer entrenamiento. Salí a girar. Todo funcionaba bien.

Segunda tanda de clasificación

Tengo pocos recuerdos.

Domingo.

Se presentó como un día muy soleado y de elevada temperatura. Todo estaba muy tranquilo para mi. Mi objetivo era ver la bandera a cuadros.

Luego de la vuelta previa, vino la largada. Fue tranquila, no recuerdo haber pasado ningún sobresalto. El Vasco me había pedido que espere unas vueltas antes de buscar la carrera. Eso hice, me ubiqué en la fila india y comencé a esquivar. Veía como se iban tocando delante mío; levantaba un poco y los veía desparramarse y salirse de pista. Así iba progresando. No pasé a nadie; solo esquivaba. Se me hizo aburrida la carrera; no sentía ser yo mismo; pero mi objetivo era llegar y llevarme buenos puntos. Faltaban tres vueltas y me acercaba rápidamente a la Chevy de Gaspar Diaz. Al fin sentía que iba a pasar a alguien. Entré en la recta opuesta mucho mejor armado y al llegar al frenaje ya estaba pegado a la cola. No me quise tirar, sabía que ya era mio. Al llegar a la recta principal, me tiré por dentro y lo pasé. Pero algo malo ocurrió; al colocar la segunda, el motor pareció quedó en vacío, perdiendo totalmente la tracción. Volvía a poner el cambio pero confirmé que no tenía tracción; la acelerada llevo al motor a unas 9.000 RPM; intenté de todo, pero no traccionaba; lo dejé carretear y lo saqué de la pista frente a la calle de boxes sobre la derecha. Todo terminó. Era la última vuelta y estaba 7º. Otra vez la amargura. Bajamos del auto con Marisela y esperamos el final. Llegó el Vasco, preguntó que pasó; le expliqué y cuando miró el auto vio que se había salido la tuerca que cubre el Palier; El palier estaba 50 cm afuera. Lo empujó hacia adentro y me dijo que lleve el auto andando. Se salió varias veces hasta que pude llegar a boxes. En la calle de boxes casi levanto a un espectador por el aire que iba pelotudeando por allí. Paré el auto y bajé.

Esta vez habías caras largas… Pero no era conmigo. Roberto, uno de los mecánicos fue quien había reparado un retén de la rueda por donde se salió el Palier. En fin…

En la chicana previa a la Recta Principal
Diario Heraldo del Oeste

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to top