Corría diciembre de 1998, había culminado el campeonato de la Fórmula Tico, categoría monomarca promocional en la que había participado durante ese año, finalizando décimo en el campeonato. Mientras buscaba sponsors para tratar de avanzar a una categoría superior, Alejandro Peroni, colega que conocí ese año y con quien terminamos trabando amistad, me comenta que probaría un TC Pista del equipo del Vasco Oyhanart en el autódromo de La Plata y me propone que lo acompañe a la prueba. Previamente, acordamos encontrarnos en el taller del Vasco en Pilar.
Durante mi adolescencia, seguía atentamente la carrera del Vasco al que siempre consideré un GRANDE de verdad; preparador y piloto de Ford.
Recuerdo llegar al taller del Vasco antes que Alejandro; me presenté y les comenté que lo acompañaría a la prueba, que te tal vez sea su acompañante y ahí estaba el Vasco, armando un motor. Hombre de pocas palabras, me saludó y siguió con su trabajo. Luego me preguntó en qué corría y con un poco de vergüenza contesté; estaba frente a un grande y yo venía de los Tico. Me encontraba como un niño en una juguetería; miraba el auto que probaría Alejandro y dos más que estaban en el taller; sentía como que jamás podría dar ese salto. Cuando llegó Alejandro, me comentó que había otro auto disponible para mí, pero no me ilusioné, no sentía estar a la altura.
A los pocos días nos encontramos en el Autódromo de La Plata para la prueba. Primeo salió Alejandro con Mariano Oyhanart. Luego de unas vueltas, subí y salí como acompañante. La sensación que sentía era contradictoria; adrenalina y mareos; es que soy de esos que se marean en las montañas rusas, aunque no por eso dejo de subir. El curvón era la peor parte; es muy raro no saber cuando el piloto va a doblar y cuando preparar el cuello para que no salga la cabeza volando por la ventana con casco y todo; así se siente.
Terminada la prueba, Ale me dice, ¨yo sé que vos podés andar mejor que yo…, hablale al Vasco¨. Tomé coraje, me acerqué y como siempre fui con la verdad…
– Vasco, sabés que no puedo ir de acompañante… me mareo…
Me miró y dijo, ¨Yo también!¨
Eso me dio pie y le pregunté, ¨tenés otro auto?¨
– Sí! claro…
Primeras pruebas
Así fue que el 26 de diciembre de 1998 el equipo se trasladó de Pilar a La Plata para llevarme al ¨Chueco¨, auto que otrora había corrido el Vasco y que había quedado bacante, un auto con un chasis desactualizado, pero con motores del Vasco. Siendo que para esa fecha no había muchas notas de automovilismo, llamé a Carburando para avisar que Oyhanart presentaría a su nuevo equipo.
Llegamos a La Plata y se largó a llover, típica tormenta de verano. Esperamos un rato a que pare mientras acomodaban el auto. Me subo pero la butaca me quedaba muy adelante; pero el Vasco me dice, ¨salí ahora que paró¨; no me dió tiempo a nada, solo me dijo, ¨andá de menor a mayor y tratá de no irte afuera que está todo embarrado¨. Y salí. No hay auto más arisco para manejar que un TC, al menos en esa época. Circular por boxes a baja velocidad es ir en un constante tironéo; al entrar a la pista, todo se empareja; fui acelerando de a poco, 2°., 3° y 4° para bajar a 3° al entrar al curvón… lo transité despacio y al tomar la rectita opuesta, lo planché. A la entrada al ¨mixterío¨, pasé por un charco de agua y fuimos a parar al pasto, haciendo un trompo completo; Alejandro me acompañaba y me hacía un gesto de tranquilidad.
Volví a la pista y completé la vuelta, entrando a la recta principal en 2° y a fondo; al llegar al curvón, bajé a 3° y ya era mío. Al volver a pasar por la recta, el Vasco nos hizo seña para que entremos a boxes; aproveché para pisar los charcos que había aún en la pista a baja velocidad para tratar de sacar el agua.
Al llegar a boxes, no me quería bajar; pero debí hacerlo para que acomoden la butaca y hacer algunos ajustes.
Volví a salir y a pocas vueltas más, logré sentir que auto y piloto eramos una sola cosa; lo disfruté tremendamente, siento el sonido aún y de hecho por mi inexperiencia, no llevé tapones para los oidos; quedé tres días sordo, literalmente hablando.
Terminada la prueba, las caras eran de alegría y los tiempos mejores a lo esperado por el equipo. Logar 1´:40¨ sería lo adecuado pero pude hacer 1´:39¨.
Foto de aquel momento tomada por Ale Hebe Maranghello.