Por Héctor
Acosta, Periodista
Especial
El domingo pasado volvió a desatarse una tragedia en una programación
nacional televisada. Desde la muerte de Osvaldo Morresi, en marzo de
1993, no se vivía una situación similar.
Ocurrió en Río Cuarto, en el inicio de la segunda vuelta de la Fórmula
Renault, y fueron protagonistas dos jóvenes pilotos, uno, Matías
Rico, 19 años y escasa experiencia, y Matías Milla, de 17 y
debutante.
Corriendo en el medio del pelotón, Rico habría sido tocado desde atrás
por otro piloto (asegura que no lo hizo), que tras provocarle un medio
trompo lo impulsó a la banquina externa. Sobre el pasto húmedo, el
auto descontrolado volvió a la pista, la cruzó íntegramente y ya en
la banquina interna fue impactado lateralmente por el coche de Milla
que, por otras causas, transitaba sin gobierno. Se presume que la
colisión fue a 170 kilómetros por hora, a la altura de la butaca, en
medio de las ruedas derechas. Al detenerse los vehículos, pudo verse
a Rico exánime y a Milla dolorido por la fractura de un pie.
El auxilio médico fue inmediato. Para el doctor Balinotti (ex médico
de distintas categorías) la asistencia la realizó en soledad el
doctor Pedro Bressi (su sucesor en dichos menesteres). Siendo ambos
traumatólogos, Balinotti considera que es necesario estar acompañado
por un terapista intensivo. Aunque, tal vez, en este caso no hubiese
sido de utilidad, ya que para varios testigos el piloto falleció en
el acto. La información oficial dijo que Rico murió en la clínica a
la que fue trasladado.
Edgardo Maranghello, piloto de Top Race y TC Pista, opinó: “La
seguridad de estos autos y sus pilotos son similares a los de una
pista de kartings de alquiler. Matías no llevaba el cuello de
seguridad y la butaca era un pedazo de fibra de vidrio con forma de
asiento. No es responsabilidad del piloto. Sí de las autoridades”.
Para Norberto Fontana, los efectos hubiesen disminuido si los chasis
fueran de fibra de carbono, como en el Primer Mundo.
Luego de la tragedia, las dos categorías de monoplazas suspendieron
su actividad por duelo. El TC 2000 decidió hacer su carrera. Hubo
algunas pocas voces disidentes: Ortelli, Bugliotti, Traverso, quienes,
pese a todo, largaron. La televisación se hizo (abrió con una
animada charla entre pilotos, sin mencionar en ese momento el
accidente y su desenlace fatal), las transmisiones radiales
continuaron –con la honrosa excepción del equipo “Campeones”
que interrumpió su labor–, y todos se retiraron compungidos pero
con el negocio intacto.
|